Ago 25, 2020 LA LITURGIA PENTECOSTAL Por Dr. Miguel Álvarez enBlog Una revisión a la hermenéutica pneumática no estaría completa sin estudiar la liturgia pentecostal, veamos. Este estudio es importante porque explica el proceso a través del cual los creyentes son iniciados en la interpretación de la voluntad de Dios a través de la Encarnación de la Palabra en la adoración (Vondey, 2010, 119-20). En éste los creyentes son guiados a expresarse y a recibir Palabra viva que les permita cumplir con su misión cristiana. La ministración, por lo general, ocurre a través de la alabanza y la adoración y llega a niveles de gran altura espiritual a través de la predicación poderosa de la Palabra y el ejercicio de los dones carismáticos, los cuales están disponibles a todos los santos que fielmente se santifican y se dejan usar por el Espíritu Santo. La Liturgia Pneumática Por lo general, los servicios pentecostales son dinámicos y su objetivo es levantar el nombre de Cristo Jesús por encima de todo orden establecido. La expresión corporal y espiritual crean un ambiente de celebración donde participan activamente todos los creyentes. La alabanza y la adoración en el Espíritu son profundas y se renuevan continuamente. Estos elementos conllevan un significado de fortaleza y de vida espiritual sólidas y dinámicas (Ingalls, 2015, 2-8). Preparan el ambiente para la ministración de la Palabra y el ejercicio de los dones espirituales que son repartidos por el Espíritu Santo según su voluntad soberana a todos los participantes del servicio. Los creyentes se someten al Espíritu de Dios en una disposición receptiva para recibir lo que él quiera darles. En un servicio Pentecostal, es típico observar a creyentes hablando en otras lenguas durante la alabanza y adoración o a veces, en momentos especiales después de la predicación, ya sea para confirmar la palabra predicada o para desafiar a la congregación a enfocarse en algún tópico en particular que el Espíritu Santo trata de acentuar en el servicio. Estas manifestaciones son consideradas como carismáticas y forman parte de liturgia misma del servicio. Este tema lo explica muy bien Frank D. Macchia, cuando se refiere a la práctica del don de lenguas como parte de la liturgia pentecostal (Macchia, 1993, 61-76). En cuanto a las ordenanzas de la iglesia (sacramentos), estos se expresan de tres maneras: el Bautismo en agua, la Cena del Señor y el Lavatorio de Pies de los Santos. Aunque hay otros sacramentos que se practican tales como la presentación (dedicación) de los niños a Dios, las bodas y la ordenación de santos para el ministerio, estos tienen significados litúrgicos diferentes a los tres primeros. En general estos elementos litúrgicos le dan un fundamento eclesiológico sólido a la comunidad de fe pentecostal. Estos forman parte de los elementos indiscutibles e insustituibles que sirven como símbolos sagrados y de iniciación entre los seguidores de Cristo. Además, los símbolos sagrados son percibidos como elementos de formación, de combate y de conquista. Los creyentes no se arrodillan ante los símbolos de la fe cristiana, sino ante el creador de tales símbolos. En las congregaciones pentecostales se utilizan los símbolos sagrados para afirmar a los creyentes en la fe y para hacerles sentir parte de la iglesia. Por lo general, los emblemas sirven como fuente de identidad y permiten que la congregación se apropie de señales que le permitan entender mensajes espirituales para el fortalecimiento de la fe (Martin, 1995, 101-17). Por ejemplo, la cruz es un símbolo que les recuerda el sacrificio expiatorio de Cristo, quien dijo que, el que quiera ser su discípulo, debe negarse a sí mismo, tomar su cruz cada día y seguir en pos de él (Lucas 9:23). Así que el significado de la cruz de Cristo es de entrega, sacrificio y obediencia total a él; y el que quiera vivir la vida cristiana según lo diseñado por la Palabra de Dios, debe someterse a este mensaje. La Alabanza Pentecostal En Latinoamérica, al igual que en otros contextos, la alabanza pentecostal, al principio, fue percibida por gran parte de la comunidad cristiana tradicional, como irracional y desordenada, por su expresiones físicas de alegría y de gozo (Aguirre, 2008). ¡No hubo nada más erróneo e injusto que eso! En realidad, la alabanza pentecostal es integral. Haciendo acopio de la simbología del tabernáculo de reunión en el Antiguo Testamento, la alabanza y adoración del pueblo de Dios era practicada en tres diferentes lugares o niveles. En el atrio había manifestaciones masivas de algarabía, gozo y júbilo. La música y la alabanza de aquel sector del tabernáculo bien podía ser designada como la “alabanza de los pies”, donde el ritmo y el júbilo del pueblo en fiesta celebraba el triunfo o la victoria y, creaba la firme convicción de la presencia de Dios en medio de su pueblo (Macchia, 1993, 66). De igual manera, en un sentido simbólico, los creyentes, al reunirse en sus asambleas de adoración, aplauden con entusiasmo y practican muchas y variadas manifestaciones físicas que celebran el triunfo de Cristo en la vida de la iglesia. Alabanza del corazón Una vez que el pueblo pasaba al siguiente nivel de adoración, al lugar santo, el volumen, el ritmo y la algarabía bajaban de intensidad para dar paso a la adoración del corazón. Acá el pueblo se dedicaba a expresarle a Dios su amor, su entrega y consagración a su servicio. Estos reconocían el Señorío de Cristo y se sometían a su voluntad. La música de este nivel era exquisita y motivaba al corazón a postrarse en adoración ante su Hacedor. La adoración pentecostal por lo general sigue ese orden y se inspira en expresarle su amor al Señor (Peart, 19776). Todo esto prepara al pueblo de Dios a recibir la ministración del lugar santísimo. Adoración con entendimiento. Una vez que la alabanza de los pies y la adoración del corazón han llegado a su nivel de máxima expresión, el pueblo está preparado para recibir la Palabra. Generalmente el predicador, o figura sacerdotal, comparte el mensaje que Dios tiene en esa ocasión para su pueblo. Por supuesto los niveles anteriores preparan un ambiente de ministración poderosa. La predicación pentecostal por lo general es vibrante, emotiva y cargada de pasión. El mensaje es desafiante y estimula a la congregación a tomar decisiones serias en su relación con el Señor. La Adoración En general la adoración pentecostal es profunda, dinámica y creativa. La misión del adorador es entrar en la presencia de Dios y expresarle libremente su amor y devoción a él. Intencionalmente el creyente procura ser original y expresarse a sí mismo delante del Señor. Para ello es necesario despojarse del ritualismo y la actividad religiosa vacía y sin vida que caracteriza a la persona religiosa (Maltz, 1985, 113-37). En virtud de lo anterior, en la adoración pentecostal hay un alto contenido de expresión emocional que se manifiesta a través de las condiciones de gozo, paz, esperanza y amor (Miller y Strongman, 2002, 8-27). Todo lo contrario, a esta condición es desmeritado y no pertenece a un ambiente verdaderamente pentecostal. Tanto la liturgia como la adoración sirven para preparar el ambiente para la hermenéutica pneumática. Estos elementos crean un estado de expectación y receptividad dentro de la comunidad de fe que permiten la libre expresión de los dones espirituales y la exposición de la Palabra con un mensaje fresco, actualizado y contextualizado (Macchia, 1993, 70). En otras palabras, el texto crea vida y establece la vida. Los creyentes son estimulados en la fe y animados a vivir para Cristo según las ordenanzas y las enseñanzas del Nuevo Testamento. De ahí que la preocupación de los pastores se centra en estimular la manifestación de los dones ministeriales descritos en Efesios 4:11: “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo.” Cuando esto ocurre la iglesia mantiene un equilibrio sólido que le permite seguir creciendo y avanzando en la evangelización del mundo. De esta manera la gobernabilidad sabia, la enseñanza sólida y la ministración efectiva hacen que la comunidad de fe siga la dirección de la Palabra y se someta a ella conforme a la voluntad de Dios. Ello genera, por consiguiente, un pueblo sano y fuerte. Indudablemente el fin o la misión de la hermenéutica pneumática deja de ser un ejercicio meramente académico y se encarna en la vida de la iglesia misma, sin perder de vista su estricta disciplina y su proceso metodológico de encarar al texto.
Ago 14, 2020 LECTURA PNEUMATICA A LA REALIDAD HUMANA Y SU MUNDO Por Dr. Miguel Álvarez enBlog El movimiento pentecostal ha crecido significativamente por múltiples razones, pero una de ellas es la habilidad de sus intérpretes bíblicos de comunicar el mensaje de Dios a la generación contemporánea. Estos fueron capaces de encarnarse entre los más pobres de los pobres y desde ahí crecieron. Ellos no tuvieron que ir en busca de los pobres. Estaban ahí, entre los pobres. Eran parte de ellos y desde ahí se extendieron y se desarrollaron. Plantaron iglesias en comunidades muy pobres y desde esos lugares, con múltiples limitaciones, practicaron una fe y un ministerio que transformaron a las comunidades. Contrario a las denominaciones tradicionales evangélicas, los pentecostales carecían de poder político, económico y social. Sin embargo, esas limitaciones causaron que ellos depositaran toda su confianza en Dios, quien se convirtió en su fuente de ayuda yrecurso absoluto. Desde esa perspectiva estos vivieron la encarnación de la Palabra de Dios en la vida de la comunidad el Nombre de Cristo fue exaltado y las congregaciones prosperaron según crecía la fe de los creyentes (Eckolt, 2015, 195-214). Luego, el pentecostalismo partió desde la cosmovisión de la comunidad de fe para entender cuál esa la voluntad de Dios para su pueblo. Ello les permitió afirmarse y ubicarse dentro del propósito de Dios para sus vidas. Desde esa plataforma se puede sugerir que en el pentecostalismo existe la perspectiva de una antropología redimida, donde Dios logra consumar su plan redentor integralmente. Una vida transformada por Cristo cambia por completa al individuo y su mundo. Según apunta Darío López, una lectura pneumática a Lucas 4:18 hace que el intérprete identifique responsablemente las marcas del evangelio—defender al débil, la viuda, el huérfano y el extranjero (López, 2012, 125-37). En el manifiesto de Galilea, el Señor Jesucristo estableció claramente que su interés primario en el cumplimiento de su misión era proteger al pobre, al necesitado, al destituido y, redimir al pecador (Lucas 4:18). No hay duda entonces que el evangelio también está orientado hacia la transformación social de la persona y su universo y esto sólo será posible cuando los creyentes se encarnen en esta realidad. Entonces, aquellos que interpretan al texto bíblico tendrán que observar este interés especial de Dios y comunicar debidamente el mensaje a la comunidad de fe. Cuando la iglesia pierde de vista las marcas del evangelio se vuelve inefectiva y sin fruto, tornándose en seguida en una institución religiosa rígida y sin vida espiritual. Esta fue precisamente la condición espiritual que aparentemente prevalecía al final del siglo XIX y a principio del siglo XX, antes que comenzara a levantarse el movimiento Pentecostal (Wilson, 1999, 85-115). Al parecer, en aquel tiempo, la rigidez institucional había vuelto a la iglesia insensible a las necesidades humanas y bastante indolente hacia los valores espirituales enseñados en el evangelio. Así que, es muy probable que el movimiento pentecostal haya surgido como una forma nueva de protestar contra ese marco religioso rígido que prevalecía en las iglesias, así lo presentan algunos historiadores del pentecostalismo, como Augustus Cerillo, por ejemplo (Cerillo, 1999, 299-60). Cerillo encontró que, desde su comienzo, el pentecostalismo se encarna entre los pobres y se sale de las normas religiosas establecidas en aquel tiempo. Esto último nos permite pensar que el nuevo movimiento tuvo la certeza de habilitar a todos los santos para el ministerio y de esa manera orientarlos a profundizar aún más en los valores y disciplinas contenidos en la Escritura. Obviamente, esta nueva lectura a la Palabra dio origen a una hermenéutica práctica cuyo interés primario era obedecer a la misión queCristo había encomendado a la iglesia. Por otro lado, el rechazo natural de las iglesias evangélicas tradicionales al nuevo movimiento no sólo generó persecución contra el pentecostalismo, sino que los pentecostales mismos se agruparon en comunidades espirituales de crecimiento, creando una fuerza expansiva que eventualmente cubrió a todo el mundo. Por muchos años el movimiento fue desarrollando una estructura doctrinal y teológica que le ha permitido una actividad no solamente apologética, sino que también académica. Al ubicarsedentro del contexto espiritual del Siglo XX y al convertirse en el brazo más fuerte y creciente del cristianismo contemporáneo, los teólogos pentecostales han realizado un trabajo extraordinario al darle forma a una doctrina que ha estrado en diversos campos de la teología. Una lectura pneumática a Lucas 4:18 Una lectura pneumática a Lucas 4:18, hace que el intérprete identifique las marcas del evangelio—defender al débil, la viuda, el huérfano y el extranjero. Como hemos apuntado, el Señor Jesucristo estableció claramente que su interés primario en el cumplimiento de su misión era proteger al pobre, al necesitado, al destituido y, redimir al pecador. No hay duda entonces que el evangelio está orientado hacia la transformación del hombre y su universo y que esto solo será posible cuando los creyentes se encarnen en esa realidad. Entonces, aquellos que interpretan el texto bíblico tendrán que observar este interés especial de Dios y comunicar debidamente el mensaje a la comunidad de fe. Cuando la iglesia pierde de vista las marcas del evangelio se vuelve inefectiva y sin fruto, tornándose en seguida en una institución religiosa rígida y sin vida espiritual. Esta fue precisamente la condición que prevalecía al final del siglo XIX y a principio del siglo XX, cuando comenzó el movimiento pentecostal. En aquel tiempo, la rigidez institucional había vuelto a la iglesia insensible a las necesidades humanas y ciega hacia los valores espirituales. El movimiento pentecostal surgió como una forma nueva de protestar contra ese marco religioso, se encarna entre los pobres y se sale de las normas religiosas establecidas en aquel tiempo. El nuevo movimiento habilitó a todos los santos para el ministerio y se dedicó a profundizar aun más en los valores y disciplinas contenidas en la Palabra. Obviamente, esto dio origen a una hermenéutica práctica cuyo interés primario era obedecer a la misión de Cristo dada a la iglesia. Por otro lado, el rechazo de las iglesias evangélicas tradicionales no solo generó persecución contra el movimiento, sino que los pentecostales mismos se agruparon en comunidades espirituales de crecimiento creando una fuerza expansiva que eventualmente cubrió a todo el mundo. Por muchos años el movimiento fue desarrollando una estructura doctrinal y teológica que le permitió no solo una actividad apologética, sino que también desarrolló una actividad académica que le ubicó dentro del contexto espiritual del Siglo XX como el brazo más fuerte y creciente del cristianismo contemporáneo. La Redención de la Creación Quizás uno de los elementos más notables en la teología pentecostal es la esperanza de una redención integral basada en el necesario retorno del Señor Jesucristo, quien vendrá a reordenar la creación misma, donde el hombre y su universo coexistirán en un estado de perfección. Mientras tanto, esa esperanza hoy es vista como un proyecto, el cual está proceso de realización. Dios está trabajando entre los creyentes un nuevo mundo y un nuevo orden social, que comenzó entre las comunidades más pobres entre los pobres, que eventualmente se ha expandido para abarcar a todos aquellos que confiesan a Jesucristo como Señor y Salvador. Dentro de ese mundo en transformación están la redención de la creación y la práctica de la justicia y la paz en las relaciones humanas. No puede existir total redención mientras tales elementos no hayan sido transformados por el evangelio y,no se puede entender el mensaje de la Palabra viva de Dios, a menos que esta se encarne en las necesidades más elementales de la vida de humana y su universo (Agenor, 2009, 107). Por ejemplo, una de las dificultades más notables en la vida contemporánea ha sido el conflicto Norte-Sur donde la diferencia entre los ricos y los pobres ha sido prácticamente irreconciliable debido a la injusta distribución de la riqueza y a la corrupción política y administrativa que se ha dado en los países del sur global. La iglesia pentecostal ha provocado un cambio de actitud y de mente desde las comunidades más pobres y ha creado esperanza con el evangelio entre las masas empobrecidas del mundo. Este paso conduce eventualmente a la toma de conciencia sobre la responsabilidad cristiana hacia la creación y hacia la proclamación de la paz entre los pueblos(Waldrop, 2014, 225-33). Una actividad hermenéutica que toma en cuenta tales elementos permite que la interpretación del texto y su aplicación práctica sean integrales y estimula el desarrollo de una comunidad de fe que vive en armonía con el Espíritu y la Palabra (Sjørup, 2002, 16-25).
Ago 5, 2020 EL METODO DE INTERPRETACION PNEUMATICO Por Dr. Miguel Álvarez enBlog Esta discusión se centrará sobre la forma en que los pentecostales interpretan el texto bíblico. La discusión girará, además, en torno al método utilizado por estos para interpretar las Sagradas Escrituras. Acá es importante apuntar que los pentecostales tienen una percepción muy única de la naturaleza y la función de las Sagradas Escrituras. De igual manera, estos encaran al texto bíblico dependiendo de la revelación (iluminación) del Espíritu Santo. A continuación, veamos algunas de las características más relevantes y muy típicas de la metodología pentecostal para la interpretación del texto bíblico. 1. Un Método Eminentemente Pneumático Este método de interpretación es esencialmente pneumático o carismático. Esto equivale a afirmar, que, por lo general, el intérprete depende de la iluminación del Espíritu Santo para llegar a una comprensión plena del significado del texto. Dentro de los círculos pentecostales se manejan dos conceptos claramente definidos que tienen que ver con la revelación divina del texto. Una es la definición de logos, la cual representa la Palabra, así como fue recibida y documentada por el autor bíblico. En tal orden, cuando el lector hace contacto con la Escritura, primero se enfrenta con el logos—el texto tal y como fue escrito y registrado en la Biblia. Ahora bien, cuando el lector hace contacto con alguna palabra en especial, la cual le revela algo en particular para una situación específica, tal experiencia es conocida como rhema (McLean, 1984, 36). El rhema entonces tiene que ver con la revelación individual y la comunicación particular que el Espíritu Santo desea establecer con el lector. El método pneumático es integral y se consuma cuando la experiencia del intérprete es confrontada con: la revelación del Espíritu Santo,la verdad de la Palabra de Dios yel testimonio de la comunidad de fe (Archer, 2004, 301-14). Estos tres elementos conforman la legitimidad de esta hermenéutica (Cartledge, 2008, 130-42). En el método pneumático se integran la actividad divina y la humana. Por ejemplo, toda profecía, revelación o exhortación para ser aceptada o confirmada debe pasar por este proceso de examen, el cual ineludiblemente legitimiza o invalida la proposición ofrecida. Así que cuando estos elementos, la Palabra, el Espíritu y la comunidad de fe se integran, no hay lugar a equivocación o error. En una comunidad de gran crecimiento como la pentecostal este elemento es crucial; no hay lugar para equivocarse, ni debe existir error en la interpretación. De todo ello depende la legitimidad de la interpretación del texto, la cual afecta directamente la vida de la congregación. 2. La Revelación Divina del Texto El texto bíblico contiene la Palabra de Dios y la acción humana, ambas en perfecta armonía. Así como en la persona de Jesucristo ambas naturalezas la divina y la humana coexisten en perfecta armonía, en la Palabra también coexisten en perfecto balance ambas naturalezas. Dios usa todo lo relacionado al contexto humano para revelar su personalidad y su voluntad divina a los hombres. Por supuesto, el contexto humano revela lo visible, lo tangible y lo humanamente entendible. Así que, para que Dios revele su voluntad a los hombres es necesario que ocurra la intervención divina, la cual trasciende lo físico; pero, utilizando lo humano y los elementos comunes del contexto natural para revelar enseñanzas de orden divino que crean la fe y la hacen desarrollarse dando como resultado la glorificación de Dios en el plano del presente orden. El método pneumático toma en consideración estos elementos y los implementa dentro del proceso de interpretación del texto, dando lugar a un ejercicio dinámico e integral que genera un consenso maduro entre los creyentes. Acá es necesario mencionar, también, la relación entre la revelación individual y la comunicación con la comunidad de fe. Es muy común escuchar a los críticos del pentecostalismo que este método pneumático es subjetivo y que está cargado de experiencia humana, la cual es forzada como divina generando un ambiente de caos entre los creyentes. La verdad es que quienes afirman tal cosa desconocen la epistemología del método pneumático. En éste existe una integración sólida entre la verdad de la Palabra de Dios, la revelación fresca del Espíritu Santo y el testimonio de la congregación (1 Corintios 14:27-31). En realidad, el método pneumático promueve y concretiza armonía en la comunidad de fe. Los creyentes son edificados en la fe y salvaguardados del error por el ejercicio de la sabiduría que emerge dentro del consejo de los santos. El método pneumático establece las bases para la inspiración verbal de la Escritura. Debido que el autor humano fue inspirado divinamente durante todo el proceso de escrituración, el intérprete, por consiguiente, debe someterse a esa misma inspiración espiritual para poder entender el mensaje de la Palabra. Esta posición definitivamente requiere una conexión espiritual entre el autor antiguo de la Escritura y el lector del presente (Arrington, 1994, 101-7). Esto hace necesario que se establezca una conexión espiritual entre el lector actual y el escritor antiguo. El Espíritu Santo mismo sirve como puente entre ambos, para así poder comprender el significado legitimo del texto. Por consiguiente, el intérprete asume con profunda convicción, que la Biblia es el libro del creyente. La conexión espiritual entre el creyente de hoy y el escritor antiguo se realiza por medio de la fe en Jesucristo y la aceptación de la dirección Espíritu Santo; quien a su vez sirve como paracleto en la acción misma de entender el significado de la Palabra (Dalton, 1973, 3-9). Si la Biblia fue inspirada en el contexto de la fe; entonces, esta debe ser interpretada en ese mismo contexto de fe. En relación con lo anterior también ha surgido la cuestión sobre si el inconverso puede comprender las Escrituras o no. En un sentido, la respuesta a esta pregunta es afirmativa, pues las herramientas para la exégesis científica están también a la disposición del no creyente. En realidad, las herramientas para la investigación de las Escritura están abiertas y disponibles a toda persona. Afirmar lo contrario sería dar por sentado que la Biblia contiene incoherencias, o que las Escrituras están reservadas única y exclusivamente para los miembros de la comunidad de fe (Arrington, 101-7). Una posición como esta conlleva a creer en una interpretación alegórica de la Biblia, lo cual va en detrimento del significado literal del texto. Por el contrario, el intérprete pneumático afirma que existe un significado mucho más profundo en el texto bíblico y que éste solo puede ser percibido a través de los ojos de la fe. Sobre esto último, el escritor Howard Ervin afirmó que “no es posible penetrar el corazón del mensaje de la Palabra sin la ayuda del Espíritu Santo” (Ervin, 1984, 29). Por su parte, el apóstol Pablo describe la importancia de esta dimensión pneumática para una hermenéutica sana cuando afirma que, “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Corintios 2:9).