LA METAFORA DEL ALTAR

LA METAFORA DEL ALTAR

La metáfora del altar en la teología pentecostal nos invita a la presencia de Dios. Según la descripción sacerdotal de Jesús en Hebreos 4, la Palabra nos dice. “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” (v. 16). En ese lugar conocido como el trono de la gracia es donde los hijos de Dios se acercan a la presencia misma de Dios. En ese lugar ocurre una vivencia humana y divina única y especial, por que es ahí donde el hombre se conecta con Dios. Es por esa razón que los pentecostales se refieren a este fenómeno como el altar del Señor. A través de esa experiencia, una vez más, la fiesta de pentecostés se vuelve realidad en medio del pueblo de Dios.

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En el pentecostalismo, el altar es entendido metafóricamente. El altar nos muestra cómo la historia es capaz de pasar del día de pentecostés (como evento histórico) a Pentecostés (como símbolo teológico) y, de este al pentecostalismo (como un movimiento cristiano) y viceversa. En realidad, la teología pentecostal nos invita al altar, y el altar nos invita a vivir el evangelio completo, y el evangelio completo nos invita a la fiesta de Pentecostés. Todo esto ocurre en el altar. En el altar somos salvos, somos santificados y llenos del Espíritu Santo. En el altar somos sanados y en el altar somos comisionados para anunciar las buenas nuevas de salvación y, de esa manera, allanamos el camino para el retorno del Mesías.

En la vida prática, el altar es el lugar donde toma lugar todo el evento de la redención y la manifestación escatológica del Mesías Redentor. Al altar llegamos para convertirnos a Cristo y es en ese lugar donde experimentamos el ‘nuevo nacimiento.’ En el altar somos transformados en nuevas creaturas. (2 Cor. 5:17) Allí llegamos con nuestras necesidades y problemas en busca de la ayuda divina. Al altar traemos nuestras ofrendas y sacrificios para mostrarle a Dios nuestra gratitud, nuestra fe y sumisión. También, al altar llevamos a nuestra familia. Es ahí donde dedicamos a nuestros hijos al Señor. Al altar llevamos nuestra vida, y es en el altar donde Dios nos recibe, nos acepta, nos perdona y nos bendice. Además, desde el altar Dios nos llama para servirle. En el llamamiento al altar y en nuestra respuesta a este, se destaca cómo el corazón se torna completamente a Dios, manifestándolo a través de una conversión total, comprometida con la práctica plena del evangelio.

Una vez en el altar, el Espíritu de Dios nos invita a vivir y proclamar las buenas nuevas del evangelio completo, y este evangelio nos invita a vivir nuestra propia fiesta de Pentecostés. Esto es así porque en el propósito de Dios está la sanidad de todas las naciones. La sanidad que emana del altar es integral; abarca a la humanidad en toda su naturaleza. En la sanidad ocurre milagros, prodigios, maravillas y señales que acompañan continuamente a los creyentes y los vuelve efectivos en su ministerio. Estas son obras ejecutadas por los creyentes que llenan de satisfacción y regocijo a Dios y a sus hijos y, el mejor lugar para celebrarlo es el altar, con una fiesta espiritual, nuestro propio pentecostés.

En el altar se da la alabanza y la adoración a Dios. Ahí se presentan la oración y los ruegos de los hijo Dios. Con esto en mente fue que el Señor declaró: “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.” (Jn. 4:23-24). En realidad, en el altar ocurren cosas verdaderamente maravillosas.

(Continuará la próxima semana)

4 comentarios

Florinda Sotz Simón Publicado el11:44 pm - junio 15, 2020

Muy buena comida espiritual, gracias Dr. Álvarez por tan exquisita palabra. Es que sí es cierto, en el altar encontramos a Dios por medio de la alabanza y ruego, encontramos refugio y todo lo que anhelamos.

    Dr. Miguel Álvarez Publicado el7:25 pm - junio 29, 2020

    Gracias Hermana Florinda. Muchas bendiciones del Señor.

Irvin Delfino Velásquez Castillo Publicado el12:48 am - junio 16, 2020

Felicidades pastor

    Dr. Miguel Álvarez Publicado el7:24 pm - junio 29, 2020

    Muchas gracias, hermano Velázquez. La paz del Señor sea con su vida.

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